martes, abril 30, 2019

Legado, herencia e historia


“Yo se que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como una bandera a la victoria”

Eva Duarte de Perón






Victimización a penas disimulada, una y otra... y otra vez. ¿Es esta toda la jugada política de ésta política contenida en su libro "Sinceramente"? Es la pregunta principal. Lo que no quita el lugar a la breve y certera impresión sobre las operaciones de medios de las que fue objeto Cristina Fernandez de Kirchner.

Me imagino la recepción de aquellos que lean aceptando el tono dramático del relato, esos seguidores llorando en cada capitulo, en cada página por las situaciones de tensión que debió vivir esta mujer tocada por la varita a lo largo de toda su vida pero con el mérito eso sí, de ser una peronista ejemplar.
Como si fuera poco, la miseria conceptual en los discursos de la derecha, de los medios, de todo el complejo social dominante que la eligió como rival privilegiada, le permite evocar largamente el escarnio de la enajenación que por cierto sufrimos todos los argentinos cotidianamente con idénticos causantes. Pero no es ésta (ya para aclarar lo evidente), la clave del éxito social de CFK la de decir lo obvio desde el lugar en que el sistema la ubicó, sino la de protestar.

Con el argumento de “porque soy mujer sola”, que ensaya como explicación del maltrato cotidiano, una impúdica estrategia de apelación al movimiento feminista por una parte y por otra, con lo de sola, también al celestismo: mujer, y “mujer sola”, es decir viuda que merece un trato especial. En definitiva, detrás de este gesto hay una fabulosa y certera imaginación de la vida política degradada que habitamos.

Con todo su discurso frontal... es en el fondo una delicada cortesana de los modales al discutir las alternativas del traspaso de poder. ¿No es después de todo ese el rol de un presidente? ¿Ser el mayordomo del poder? Preparar el lugar y las condiciones donde los verdaderos poderes discutan las cosas importantes de la hacienda. Lo que sigue no hace más que confirmarlo precisamente.

En el medio, una acusación muy grave y confusa: que durante su presidencia, el complejo empresarial-opositor había intentado provocar una crisis económica para echarla... Algo sobre lo cual esperaríamos una aclaración. Se mencionan episodios de desestabilización y pujas de alcance limitado, pero nada que provoque por sí mismo lo que todos entendemos por “una crisis” que aparentemente sólo quedó en la tentativa. Con este tipo de conclusiones apresuradas se va tejiendo el discurso autosuficiente pero incompleto del libro.

Pero con toda su plañidera evocación de condicionamientos, la posición de poder aunque sea éste módico permite intervenir en la realidad con cierta eficacia. Lo que se demuestra con las pequeñas intervenciones siempre simbólicas, siempre acotadas que describe con detalle. ¿Qué hubiese sido de nosotros de haber contado con un gobernante dispuesto a usar su autoridad para poner en valor todo el territorio y no sólo las ruinas de Puerto Madero? De otra manera debemos concluir que la posición de presidencia de la Nación no es más que un cargo protocolar y que las grandes decisiones de organización administrativas se deciden fuera del Estado. Debemos establecer claramente las responsabilidades y los alcances en nuestro sistema político para poder evaluarlo o replantearlo por ilegítimo.

El libro está claro revive esa instancia tan exitosa que fue su partida con la plaza llena y los adeptos llorando su partida y pidiendo clemencia al destino por el mal que, como queda comprobado, se avecinaba.

Ahora el giro a la evaluación histórico-político de estas actitudes es muy preocupante. Al decir que en esta crisis “la historia se repite”, pone el dedo olímpicamente sobre lo que no pudo solucionar del régimen político que heredó. Un régimen pendular que no se interrumpe hasta hoy con evidentes resultados.

La ex presidenta señala sus coordenadas políticas a través de los actores políticos y figuras históricas que menciona; por ejemplo: la CGT echó a Lopez Rega y Rodrigo después de la catástrofe en el 75; pero cae en la costumbre de echarle toda la culpa al rival político, nunca apreciando la responsabilidad del opositor sea interno o nacional. A su posición política le pasa lo mismo que al capitalismo: es incapaz de prevenir la "externalidades", falta de conciencia global. Pero ¿por qué digo lo mismo? Es lo propio.

La palabra de la líder peronista es muy necesaria; sin su diagnóstico y sin su arenga no tendríamos qué contestarle. Estamos en el mismo nivel de convivencia, de aceptación de la arena política para discutir la res pública; no como el gobierno actual de piratas, colonizadores y cipayos. El error que le planteamos es muy simple, aunque lo relevemos en diferentes niveles, responde a una sola causa: la adaptación funcional de la oposición nacional al régimen internacional capitalista.

Superficialmente la unidad estilística del peronismo es el localismo que se confunde con anti-colonialismo: la auténtica emancipación viene de comprender el rol general e internacional del territorio "nacional" (es decir colonial) en el régimen mundial.
Una conciencia limitada solamente a lo local es la garantía de ser superado por la estrategia global de la clase dominante.
Nos enteramos por “Sinceramente” que los Kirchner hicieron su fortuna como asistentes de las buenas familias. ¿En qué momento hicieron un cambio de vida que demuestre que han dejado de serlo? ¿No se basa el mito del populismo en caracterizaciones falsas de sus actores?

La estrategia política también es un mapa para evaluar el conocimiento y la información, ya que opera globalmente y sobre cuestiones prácticas y públicas. Fernández de Kirchner carece de esta herramientas. Su capacidad crítica estriba en otros marcos, otras operaciones y de aquí su limitación cuando analiza el funcionamiento del consenso liberal, la desinformación, la recepción de las operaciones de prensa por parte de los individuos. Su respuesta de que su éxito reside en la ignorancia, por la falta de información y la debilidad de los individuos no tiene sustento alguno.
Al menos debería haber escuchado a Chomsky cuando argumenta que la falsedad anida en la educación y no en la falta de información.
De hecho se desprende claramente de los mismos ejemplos que publica aquí, que es la intervención y no el silencio, lo que permite oscurecer la realidad para el sujeto político, la desinformación no la censura, la que calla a las víctimas, la creación de héroes, no el escarnio de los rivales, lo que crea opciones electorales.

Con la necesidad de acercarse a las mujeres abortistas y de aprovechar el desprestigio de la operación judicial en su contra CFK pide ayuda manifestando su incapacidad política, lo que llama por un lado el machismo y por otro y contradictoriamente, reconoce la cuestión esencial, que nosotros llamaremos: posiciones rentísticas.

Convenientemente, ignora hasta qué punto es su tendencia a la desafección facciosa lo que causa temor en rivales y potenciales aliados: pagada de sí misma, sea como forma de supervivencia o patología, funcional dentro del sistema demente que la lleva a mantenerse en el poder virtual del Estado, sin por ende entrar en contradicción, (ya que nunca entendió la posición política de la clase dominante), y con las limitación que hemos descrito, es indiferente a los costos que paga el pueblo por su funcionalidad y la del régimen en general del que forma parte: lo llamaremos "la oposición" del capitalismo.

Ese perfil psicológico y social que hoy hace público, el circulo rojo siempre lo conoció, y eso explica su enconada enemistad con ella. Como en todo fenómeno psicológico ideológico, la realidad de la posición propia no es evaluada de forma eficaz para los objetivos declarados, ya que en ese pacto de silencio reside la propia supervivencia o mantenimiento de un estatus vital dentro del sistema. Es la incomprensión mutua entre los lobbistas históricos y los políticos populistas en la que queda rehén del poder el pueblo trabajador.
La misma capacidad de CFK para la construcción de discurso de manera orgánica y situacional y su dogmatismo económico la llevan tarde o temprano al conflicto con aquellos actores que dirigen la dinámica económica del país desde posiciones de privilegio institucionalizadas.

Dicho esto, la falta de contacto con la realidad política de construcción social es alarmante. Menos importante (aunque uno llega a compensarlo explica quizá gran parte de la admiración que produce en el pueblo) es su capacidad de construcción de pequeños proyectos de intervención efímeros. Otro ejemplo es el libro mismo, con una estructuración en donde se conjugan sabiamente la seducción, el contenido, el análisis y la exhortación. La famosa “capacidad discursiva de Cristina”.

He reflexionado sobre qué motivó a CFK a publicar, este texto y no otro, y dirán que lo hizo por la salud de su hija pero aún de ser así, no me refiero a eso: podría haber escrito un libro sin mostrar y reconocer su ignorancia de la rosca y la estrategia política .

Concluyo que la única explicación racional es que constituye un pedido de ayuda o excusa.
CFK indica que ella no se baja de su candidatura sino que lo hace su carencia de apoyos políticos en su nombre.
Como rememora aquí, prometió sobre Comodoro Py frente a unas setenta mil personas que seguiría luchando para defender las condiciones de vidas del pueblo -palabras más palabras menos-. Sin embargo parece aquí anunciar que no lo hará como se lo piden, como candidata, sino desde un espacio inimaginable de subalternidad con el poder y (por si fuera poco) de disidencia política.

Aún así podemos encontrar racionalidad en ello si descendemos al nivel de un proyecto familiar del que de todo modos CFK nunca se apartó.
Obvio sería decir que su espacio imposible sería el que permita el lanzamiento de su hijo, intentando lograr ahí donde Cleopatra falló la transmisión del poder... o en el peor de los casos fracasar de la misma manera e igualando a su amada figura mítica.
Sin embargo, sería más ambicioso aún trabajar para el otro delfín, el que otrora le confirmara la designación de Boudou y el que fue artífice de la recuperación del sistema de reparto o a saber, salvataje de las AFJP: Florencia. Sería entonces por su hija que lo hiciera, pero no en el sentido inocente que se espera. ¿Improbable? ¿Caprichoso? Sin dudas. Si al hijo del César y Cleopatra le pusieron Cesarión, ¿cómo le pondrán a la heredera de esta Reina del Nilo del revés?

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